22 de Septiembre, 2010

Las dos torres, el monje negro y los espartanos (defender, pasar y embocar)


¿Cómo describir? ¿Cómo transmitir tantas vivencias, tantas imágenes?.
Anoche mientras tomaba un whisky en el jardín de invierno de casa, mi mujer dormía, los chicos también y el servicio doméstico se retiraba silencioso y ordenado a sus aposentos, sumergí mis dedos inflamados entre los hielos de mi johnny walker y tuve una visión o dos.

“Las dos torres, el monje negro y los espartanos”

Las dos torres, Nacho V. e I. Demey, dos mundos diferentes. Uno implacables, certero, filoso, goleador. Siete triples, un doble. números de la NBA. La otra torre, enojada, triste, luchadora solitaria, sin contención afectiva, pero señores ¡¡¡necesaria!!! ¿cuántas marcas arrastro? ¿cuántos piques fantasmas al vacio? humilde, vital engranaje. La cenicienta después de las doce, la calabaza, los ratones. Nacho V. la torre iluminada, I. Demey la torre utilitaria.

El monje negro, Lucas. El cerebro. Después del primer triple de Nacho V. entendió todo, manejó, manipuló, a propios y extraños con un solo objetivo: llevar a su equipo y sobre todo a si mismo a la victoria. Este ladrón, embustero, vedette triplera, con sus referentes fuera por lesión, en un rol completamente distinto, vio LA MATRIX y la hizo suya.
Los espartanos, dos villanos, el inocente y el despiadado, los defensores. Físicos diezmados, columnas torcidas, vertebras deshechas. Igores del Dr. Lucas Frankestein. Gonchi y Mario, al filo de las reglas. Ensuciaron, robaron, quitaron y pasaron la pelota para completar el partido perfecto. Si los números de Nacho V. fueron de NBA, lo mismo los rebotes de Mario.

“Defender, pasar, embocar”

Creo que teníamos mejor equipo, creo que jugamos mejor. Pero sin D.P.E. es imposible ganar.

DEFENDIMOS, Roa, fue tremendo, heróico, épico. Me hizo acordar mucho al zorro de Disney que hace de Robin Hood. Quito todo, paso con criterio, hoy su atrofiado cuerpo de arquitecto debe estar destruido. El Gallo, en su versión deportista, no deja de sorprender. Manoteo y virló muchísimas pelotas, corrió como enajenado, y protesto las que tenía que protestar ante un rival muy mañero. Javier, el Pollo y yo, los tres en menor medida, nos PASAMOS bien la pelota, la supimos mover de lado a lado, nos movimos nosotros, jugamos.
Pero no la EMBOCAMOS, perdimos y a comer tortillas.

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