17 de agosto, 2011












Zapato Ortopédico, la Batalla de las Termópilas.


¿Qué hubiera sentido cualquiera de los 300 espartanos comandados por el gran Leonidas si alguno de ellos hubiera planteado algo similar a lo que planteo el Gonchi después del partido de ayer, mientras defendían el paso de las Puertas Calientes? ¿Qué motivó al Gonchi, a tirarse contra su equipo, contra sus hermanos?

Quizás los dos goles de Messi, o la espalda mojada y sin secar. Tal vez los gases en cantidades demenciales de su desodorante rexona que hicieron que el vestuario pareciera Scotland Yard. Difícil de explicar.

En cualquier caso, esta crónica me permite, me da la posibilidad de un descargo. Los gorilas, históricamente nos hemos retirado de los partidos con la cabeza en alto, ganando o perdiendo. Cuando uno sabe a priori, que la batalla esta perdida, que el rival es superior, que no tienen sentido ningún esfuerzo que se haga para torcer la suerte ya echada, queda una sola alternativa, una sola opción, SALIR A GANAR.

Estructurados a partir de nuestras debilidades, y lanzados sobre nuestras virtudes. El uruguayo y yo, con la táctica del hermano siamés, cubrimos la cancha, él en ofensiva y yo en la destrucción, los dos al medio. Mario GIGANTEZCO, con todas las lesiones que un hombre pueda llevar consigo, con ese cuerpo de cristal que tantos problemas le ha traído a lo largo de los años, la descosió, la defensa de siempre y varias canastas.

Párrafo aparte para la PARED, el gran D. Sabía que estaba en la mira, el partidazo de Nacho V de la última fecha ponían todos los focos en el, ¿podría? ¿estaría a la altura? ¿soportaría la presión? Todos saben la respuesta, los que estuvimos presenciamos el mejor partido del Dumey en la historia de Basket de miércoles, quizás la mejor página personal en su vida deportiva. Verle la cara después de meter un triple, caminar moviendo la cabeza afirmativamente hacia sus compañeros era para abrazarse y abandonar la cancha.

El Gonchi, de discreto partido, deberá realizar una profunda autocrítica, no sobre su juego, sino sobre como cedió a las manipulaciones de los locales en la cena posterior al partido. El comité de ética gorila esta revisando el caso, se sabrá que resuelve en los próximos días.

De los locales, se puede decir varias cosas también. A pesar de la histeria con la que suelen desarrollar su juego, han hecho un muy buen partido. Partiendo del peso de sus individualidades y corrigiendo errores del pasado, redondearon un match superlativo. Creo, igualmente que jugaron muy condicionado bajo el liderazgo comunicativo y radial de Piju. Mauro y Enrico se vieron afectados y condicionados, mientras que Lucas y Mati crecieron en sentido proporcionalmente inverso. ¿Halcones y Palomas? ¿Viejas internas nuevamente sobre la mesa? ¿Heridas que no cicatrizaron? ¿Qué movilizó Pizu, qué engranajes destrabó? Mauro y Enrico vs. Lucas y Matías.

Señores, hasta luego.