15 de enero de 2013


De Gallina a Gallo

Sabe Dios que soy de los primeros en marcarle el error. En reírme de sus torpezas. En indignarme con sus limitaciones. Hasta se me acusó, en su momento, de idear pensando en el, el premio al  “FORRO” que hoy adorna la casa de otro forro.

Dicho esto, y a pesar de esto, por que lo quiero mucho desde hace mucho, como dice el protagonista del Príncipe de las Mareas cuando tiene que decidir entre su amante y su mujer eligiendo finalmente a esta última: “no es que quiera más a una que a otra, es que a Martha la quise por más tiempo.”

Retomo el hilo, dicho todo esto, habiendo aclarado lo mucho que me rompe los quinotos sus excentricidades, tengo que contarles que estoy sorprendido, que tanto semen atado, como supo ilustrar su padre, finalmente encontró rumbo.

La Gallina se hizo Gallo, ¿qué quiere decir esto? no es momento, ni tengo los elementos suficientes como para aclararlo.

Cuando Ramiro se hizo cargo de la secretaría de la comisión de Basket de Miércoles no me preocupó por que pensé que en definitiva no iba a hacer un soto, lo dañino del Gallo es precisamente cuando hace, si no hace, no se mueve o directamente desaparece es de los mejores compañeros que uno pueda desear.

Pasó todo lo contario, arrancó medio dormido y me tomé el atrevimiento, ante la notoria ausencia del actual presidente, de aconsejarlo en sus primeros pasos. Una vez que se puso en acción fue una maravilla.

Ramiro es un tipo alegre, y esa alegría muta casi siempre en hincha pelotas, pero no fue el cas.

Voy a enumerar sus acciones que para mi son tremendamente auspiciosas, aún sin saber cuales serán sus consecuencias en el futuro.

01. Llego sonriente, con ese repiqueteo bicicleta en mano, mirando alrededor y cabeceando como casi siempre, pero esta vez repartiendo subsecretarías y otros cargos menores a cualquiera que se le cruzase.
02. Lo trajo a Porta, gran aporte y único amigo decente que se le conoce al margen nuestro. Roa como todos saben nunca podría ser catalogado como decente.
03. No relató el partido, fue discreto solo molestó a Porta con comentarios poco oportunos.
04. En el banco al lado de la cancha había un triolé de papitas, maníes y palitos con cerveza helada para cualquier jugador con baja presión o que sufriera riesgo de deshidratarse.
05. En la barra del club apareció colgado un cuadro de nuestras hazañas en un lugar protagónico, quien otro más que el secretario pudo haber tenido semejante deferencia.
06. Comimos rabas y revuelto gramajo.
07. Supo reservar la cancha para el próximo partido y no cedió a fuertes presiones externas.


Una vez, un verano, en la costa, Ramiro con 12 años dejó el libro que estaba leyendo en la silla, me miró y me dijo: “Este libro no lo leo más, que flor de hijo de puta el escritor”. El libro era El último de los Mohicanos. Fuera de si, con los ojos rojos a punto de estallar en lágrimas, insistió: “Que escritor hijo de puta, habla de mi, el muy forro habla de mi”, no puede ser le dije y le pregunté por qué, me contestó agarrando el libro y leyéndome el comienzo: “…parado era el más alto de la tribu sentado el más bajo, era un ser realmente deforme…” dejo el libro nuevamente a un costado y mirando a la nada, con apenas un hilo de voz murmuró: “soy yo… el hijo de puta habla de mi…”

Cómo no alegrarme entonces que la sonrisa de Ramiro finalmente tenga un rumbo y que tengamos la fortuna de compartir ese camino con el.